jueves, 21 de enero de 2010
Lo que un día fue….ojalá siga siendo.
Por: Álvaro Álvarez Díaz
alvaro@gritodebaire.icrt.cu
Algunos andan medio aturdidos, otros confundidos y los más atrevidos se muestran desafiantes, ante la reciente publicación de los vaticinios que hacen los mayas, de que en el año dos mil doce ocurrirá una gran catástrofe mundial, y si, a eso, le agregamos lo ocurrido en el hermano pueblo de Haití, es como para erizarle los pelos a cualquiera.
Lo cierto es que por acá, la temperatura ha vuelto a subir, oscila los 29 y hasta 32 grados celsios, la gente guardó los abrigos y ha vuelto a las calles a cumplir con los menesteres habituales, mientras las personas mayores aprovechan para ir al parque, disfrutar del aire y un baño de sol, los estudiantes y trabajadores van a la escuela y centros laborales.
A la par de la actualidad política, económica, cultural y social, el cubano está pendiente a lo que pasa en el deporte, se interesa por el desempeño de los nuestros en la arena internacional, así como por los que asisten a los certámenes nacionales, particularmente en el béisbol, el deporte nacional, la pasión de miles y miles en toda la isla.
Siempre es interesante acercarse a los grupos de personas experimentadas, que peinan canas y no es por gusto, ellos mismos se encargan de demostrar que han visto pelota (como le dicen al béisbol por acá) de todo tipo, de manigua, amateur, semiprofesional, profesional, incluso de Grandes Ligas.
La mayoría coincide en afirmar que, hoy en Cuba hay muy buenos peloteros pero, se aprecia cierta apatía, no quieren correr, se han incrementado las protestas, se demoran excesivamente los juegos, le resulta muy difícil a los aficionados asistir a los estadios en el horario vespertino.
Antes, y tenemos necesariamente que volver a antes, no existían las condiciones que hoy tienen los peloteros, se dormía en los estadios, a veces sin agua, poca iluminación, inadecuada alimentación, los ómnibus para la transportación carecían de las condiciones mínimas para viajar, sin embargo los jugadores se “comían” la pelota, había mayor rivalidad, no existía el romanticismo de hoy, que incluye el abrazo, el diálogo ameno, no se deslizan en las bases para no lesionar al amigo, en fin.
A todo eso hay que agregar, la escasa fluidez que existe entre los organizadores del campeonato y la prensa, es como si ésta ultima fuera un fantasma; los comentaristas y periodistas, tal parece que no son parte del espectáculo, por ejemplo: ¿alguien sabe cuándo será el juego de las estrellas?
¿Habrá serie selectiva o no?, ¿Por qué no se le hace un acto de retiro oficial a las principales luminarias del béisbol en Cuba, digamos Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, por solo mencionar a la crema?
De todos es conocido que Cuba no ganó un certamen internacional de béisbol el año pasado, quedamos a la espera de una comparecencia de los directivos de éste deporte en el país (que no es cualquier deporte), para conocer en detalles lo ocurrido en esas competencias.
Considero que la afición cubana se merecía, al menos una explicación, porque esa es la gente que admira nuestros jugadores, los sigue donde quiera que van, se deprimen ante las derrotas, se sienten orgullosos con sus atletas y disfrutan el espectáculo hasta el delirio.
Recuerdo que hace unos años, un conocido jefe de batallón de macheteros en el central “América Libre”, el voluntarioso y apasionado al béisbol Ramón González Aguiar, me comentó la significativa incidencia que tenía en el rendimiento de sus hombres en los cortes, una victoria del equipo Santiago en el juego de la noche anterior, y el increíble descenso en la productividad, cuando perdía.
Por eso, imaginan lo que influye en el estado de ánimo de la gente el desempeño de su equipo en el campeonato, los niños, las mujeres que cada día incrementan más el número de simpatizantes del elenco indómito.
Es cierto, los tiempos han cambiado, hay que jugar de día porque no hay otra alternativa pero, debemos estar conscientes que afecta al atleta, no se entrena como es debido, almuerzan y comen en horarios inadecuados, los estadios están semi vacíos, no hay respaldo al espectáculo y eso incide en la motivación del pelotero.
En el orden técnico estamos corriendo un riesgo peligroso, porque estoy seguro que aquí no hay tantos jonroneros, y lo demuestran cuando se enfrentan a pitchers de calidad, carecemos de jugadores hábiles en el corrido de las bases y le estamos haciendo creer a los receptores que son eficientes.
Como es lógico hay excepciones, muy puntuales pero las hay, el coeficiente de inteligencia de un lanzador debe desarrollárselo el entrenador. Estoy convencido que los pitchers de las primeras series nacionales carecían de un nivel medio de instrucción, sin embargo exhibían un poder de análisis impresionante.
Finalmente estimo pertinente mejorar en todos los órdenes, en la transparencia para la información al público, en ofrecer oportunamente la explicación que merece el respetable, en la superación profesional de los árbitros para lograr mayor coherencia en su trabajo y hacer cumplir lo que está en el reglamento.
Es la sugerencia para que el béisbol cubano mantenga su prestigio, sea respetado en cualquier lugar del planeta, además el pueblo siga disfrutando el espectáculo, nos recordemos de los años 60, los 70, los 80 y también…..los 10, los 20 y el futuro del siglo XXI
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