miércoles, 9 de junio de 2010

Por casualidad pero, Cuba si estuvo.



Por: Álvaro Álvarez Díaz

Muchos se sorprendieron al conocer la historia de la única participación cubana en una Copa Mundial de Fútbol, cuando en el verano del lejano 1938, una selección criolla asistió al importante certamen que acogió París, la bella capital gala, que organizó partidos en nueve ciudades y tuvo en el equipo de Italia al monarca por segunda ocasión consecutiva.

Imagine que han transcurrido más de setenta años, pero afortunadamente existen personas que todavía recuerdan con impresionante nitidez aquel acontecimiento del cual vivimos orgullosos los que llegamos después. La incursión de Cuba en un Mundial de Fútbol representa para nosotros, el momento sublime de esta disciplina en la Isla. Considerado por los especialistas “el más universal de los deportes”, practicado en más de doscientas naciones en el mundo.

En aquella ocasión no ganamos el pasaje directamente porque el área de Norte, Centroamérica y el Caribe, hoy Confederación de Fútbol, tenía un solo boleto para la tercera lid mundialista que había ganado el seleccionado de México, pero por dificultades económicas los mexicanos no asistieron.

Cierto es que los aztecas habían triunfado en la zona, después de imponerse a Cuba y Haití, por aquel entonces las potencias en Centroamérica, y en el caso de Costa Rica se negó a viajar a La Habana a discutir el otro boleto. Por su parte los salvadoreños tampoco se presentaron.

Resultó entonces, Cuba la representante del área en el Mundial de 1938 en París, Francia; y se le encargó al prestigioso entrenador José Tapia la selección del equipo que representaría a la isla. Para eso se tuvo en cuenta los jugadores de la liga local, entre los onces de Juventud Asturiana, Centro Gallego, Iberia, Fortuna e Iberoamérica.

Así se incluyeron los arqueros, Juan Ayra y Benito Carvajal, los jugadores Jacinto Barquín, José Antonio “Bolillo” Rodríguez, Francisco Olivera, Tomás Fernández, Héctor Socorro, Manuel Villaverde, Juan Alonso y Pedro Ferrer. Con los atacantes Juan Tuñas, José Magriñá, Manuel Choréns, Joaquín “Bolero” Arias, Mario Sosa y Manuel Berges, para un total de 16 futbolistas, pues hay que recordar que todavía no se permitía el reemplazo de jugadores en medio del juego.

Cuenta el periodista Lemay Padrón Oliveros que en conversación con uno de los más avezados investigadores del más universal de los deportes en Cuba, el ya fallecido Juan Antonio Lotina, supo que al frente de la delegación criolla a la cita universal viajó el doctor Abella, y vía Nueva York los cubanos arribaron en el transatlántico Reina Isabel, alquilado con el apoyo de la Federación y las sociedades privadas, pues al gobierno poco le interesaba el fútbol.

Los isleños debutaron ante Rumanía el cinco de junio y lograron mantener el marcador parejo hasta el pitazo final, que reflejó un empate a tres goles. Este resultado obligó a efectuar un partido de desempate, pues las Copas del Mundo se realizaban por el sistema de eliminación directa, semejante al del boxeo. Eso permitió que se volvieran a encontrar cubanos y rumanos cuatro días después, y Juan Tuñas el llamado “romperredes” - por haber dejado en malas condiciones una portería en un desafío local- se encargó de marcar el primer tanto, mientras Mario Sosa fue protagonista también al lograr el 2-0, que representó una histórica victoria para el once cubano.

El portero en ese encuentro fue el suplente Juan Ayra, y su desempeño tan eficiente propició que el legendario guardameta español Ricardo Zamora fuera a felicitarlo personalmente: “No sabía que era tan grande”, le dijo haciendo alusión a su pequeña estatura y a su grandeza como atleta. Por cierto, muchos pensaron que Ayra sería el arquero regular en el siguiente partido pero, nada de eso, el DT Tapia acostumbraba a rotar a sus cancerberos, por lo tanto Ayra fue a la banca.

Tres días después el once antillano salió a la cancha ante los suecos, con algunos elementos en contra, como por ejemplo; el terreno muy húmedo debido a las lluvias caídas, además los europeos estaban más descansados pues habían logrado su clasificación con anterioridad. El 8-0 que le propinaron a los representantes de la mayor isla del Caribe fue el más abultado de la Copa; no obstante se puede catalogar de discreta la actuación cubana en la importante lid.

Por primera y única vez un equipo del área centroamericana, fuera de México, logró ubicarse entre los ocho primeros en un mundial de fútbol, algo que añoramos los que seguimos este deporte; aunque dicen algunos colegas que un país beisbolero es muy difícil que logre buenos resultados en el fútbol. Me parece una hipótesis discutible, porque estoy convencido que el jugador de balompié en Cuba tiene talento, es fuerte físicamente y lo que necesita es preparación técnica y táctica para mejorar los resultados.

1 comentario:

  1. Hola Álvaro. Hace algún tiempo que no estaba por aquí. He leído todos tus comentarios y me parecen, como siempre, muy buenos y llenos de buena informacion.
    Con relacion a esto del futbol creo que a los futbolistas les falta otra cosa y creo que es fundamental.
    No se si me equivoco en la fecha pero por alla por el año 1994 mas o menos, Cuba mandó a la liga profesional (alemana ?) a algunos futbolistas. Cuando estos regresaron, estaban tan bien fogueados, que el desempeño del equipo en las competencias siguientes ese año tuvo resultados sensacionales. Creo que les falta algún que otro contrato a algunos en lo mas alto del futbol mundial. Pero bueno, ya sabemos como son las cosas.
    Un abrazo
    Hubert.

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