Por: Álvaro Álvarez Vergara (Estudiante de Periodismo)
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Por estos días en Contramaestre se respira un aire
beisbolero y en cada esquina se reúnen “los managers” para hablar de las
últimas actuaciones del equipo Cuba. Sin embargo, cuando Arisnelvis Serpa Reyes
(en la foto a la derecha) y Roxana Gutiérrez Guerra (a la izquierda) se
presentaron, acompañadas de sus madres, al parque central "Jesús Rabí" todos
quedamos perplejos porque de sus pechos colgaban dos y una medalla de oro
respectivamente.
Nadie podía imaginar que la Ciudad del Cítrico tuviera dos
campeonas, con solo 11 años de edad, en el nado sincronizado de los Juegos
Nacionales Escolares. Sobre todo, si la piscina del municipio estuvo más de un
año sin agua. Ambas compitieron en la especialidad de equipo técnico y la
primera, además, en dueto técnico.
La sonrisa era evidente en aquellas pequeñas y no es para
menos. A los metales áureos de esta cita se añaden los conquistados en los
Juegos del año anterior en las mismas especialidades. No solo eso, sino que en
la edición actual, Arisnelvis fue seleccionada la mejor atleta de la
competencia.
Según nos cuenta Arisnelvis comenzó la práctica del deporte
como gimnasta pero…”en una ocasión vi por la televisión un mundial de nado
sincronizado y me impresionó cómo esas muchachas podían hacer esas cosas en el
agua.
De ahí le propuse a mi mamá estar en ese deporte. Luego fui a una competencia y terminé en el 2do lugar y me llamaron al Centro Único
Deportivo Capitán “Orestes Acosta”.
Algo parecido le sucedió a Roxana:“vi a las atletas en una
olimpiada y me llamó la atención como lo hacían, me acerqué a la piscina y
comencé a practicar a los seis años y a los nueve ingresé al Centro Único”. Al
principio la negativa de su madre casi le impide convertirse en triunfadora,
mas el resto de la familia la apoyaba y su ímpetu termino por convencer a mamá.
En un deporte tan complejo como este es muy favorable
iniciar a una temprana edad y cuando empeño y talento van de la mano, se
alcanzan los resultados. Para estas niñas encontrarse lejos de la familia es
muy difícil y aseguran haber sentido un poco de miedo al principio, pero con el
apoyo de sus profesoras, Yunia y Martha Abréu, y compañeras de escuela lograron
adaptarse y ya no tienen problemas. “Siempre entrenamos por la mañana y
damos clases por la tarde; los movimientos los hacemos en tierra y luego los
perfeccionamos en el agua”.
La primera y única actuación de Cuba en lides olímpicas en
el nado sincronizado fue en la versión de Sidney 2000, terminando en lugar 18.
Aunque muy jóvenes aún, estas niñas sueñan con representar a Cuba en
importantes competencias a nivel internacional. En este instante, Arisnelvis ve
una buena oportunidad de alcanzar su meta al matricular en la Escuela de
Perfeccionamiento Atlético (ESPA) y Roxana espera que los entrenadores vean su
talento.
Ahora les queda disfrutar sus medallas, gozar el verano y
continuar la batalla el próximo curso. Asimismo, no pierden la ocasión para
agradecer a todas las personas que hicieron posible estos logros en especial a
sus madres y entrenadoras.
Quizás en los próximos años en Contramaestre se deje de
hablar tanto de béisbol para congratular a las futuras joyas del deporte
cubano, no como una utopía sino como la realidad más creíble.
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