Los de Vueltabajo ganaron durante sábado y domingo ante Holguín, con
la primera aparición del lanzallamas Raidel Martínez, un cerrador de
lujo para un equipo que cuenta de antemano con el mejor cuerpo de
pitcheo de la justa.
Si en definitiva los muchachos de Urquiola Jr concretan el pase a los
cuartos de final, tendrán un tándem de otro béisbol en su bullpen:
Raidel y Liván Moinelo, ambos con estupendas actuaciones en la liga
nipona, especialmente el segundo, como preparador de los Halcones de SoftBank, elenco que revalidó el cetro en la Serie de Japón.
En el Latino, los Azules de Guillermo Carmona empezaron perdiendo el
primer juego ante los Cazadores de Artemisa, pero sacaron luego dos
importantes victorias que los ponen también en una posición privilegiada
para acceder a la postemporada, cuando tienen aún seis juegos
pendientes.
Como ambos, pinareños y habaneros, ganaron sus respectivas subseries
ante los agónicos Toros de Miguel Borroto, pueden, incluso, terminar
empatados con ellos en el ordenamiento, y para eso los dos elencos
necesitan de par de triunfos más.
El martes habrá doble cartelera con una novedad: en una misma sede,
neutral, jugarán cuatro equipos: Industriales contra Villa Clara y Pinar
del Río frente a Matanzas.
Esos choques se repetirán el miércoles y sea cual sea el resultado,
todavía no van a quedar definidos los ocho aspirantes al título. Más de
una combinación se puede dar aún aunque haya barridas entre semana:
Pongo ejemplos:
-Si barren Industriales y Pinar del Río, aún Matanzas no clasifica.
-Si los que limpian son Matanzas e Industriales, es entonces Pinar el complicado.
-Y si hay división de honores, solo Matanzas asegura su cupo.
De los empates múltiples ni hablemos, porque esa es otra película y
todavía Santiago de Cuba tiene tres juegos pendientes con La Isla.
Este redactor conversó a través de las redes sociales con el mentor de las Avispas, Eriberto Rosales,
quien confirmó que el equipo sigue aislado en el hotel, sin entrenarse y
cumpliendo estrictamente el protocolo sanitario, a la espera del
próximo PCR, mientras los atletas infectados con la Covid-19 están ingresados y evolucionando.
Los que más cuentas andan sacando son, inexplicablemente, los
camagüeyanos, cuya nómina era para estar sin problemas en la azotea del
ordenamiento, pero así es de impredecible el béisbol.
Parecen más muertos que vivos, pero mientras Pitágoras no los condene,
ellos siguen aferrados a todo lo terrenal y divinamente posible.
Los resultados competitivos no son lo único noticioso de los últimos
días en el campeonato cubano, cuando la Covid-19 ha extendido el
calendario preliminar. A estas alturas debían estar jugándose los play
off, y de eso nada por ahora.
Incluso, no se descarta que los organizadores de la serie estén
valorando habilitar el sistema de sombrilla para la postemporada. La
concentración de los equipos tiene varias ventajas más allá de poder
controlar, sobre todo, a los jugadores.
También está la posibilidad de que se incorporen algunos atletas que
estaban fichados en ligas invernales, como es el caso de los matanceros
Yoanni Yera y Yadir Drake y el granmense Guillermo Avilés, cuyos clubes
no avanzaron a semifinal en el circuito Arco mexicano.
Por su parte, el domingo por la noche varios trascendidos desde
Nicaragua daban cuenta de que Lázaro Blanco no había sido incorporado a
los Tigres de Chinandega, tras su elección como refuerzo para la final
de la liga profesional.
El as de la rotación de los Alazanes de Carlos Martí en Cuba
había jugado con los Leones de León, pero ese equipo no avanzó a la
discusión del campeonato y él fue llamado en la ronda de blindajes. Se
dice que necesitaba un permiso de la Federación Cubana, pues su contrato
lo cedía solo para el club original. Los dirigentes de los Tigres
anunciaron públicamente que La Habana había accedido, pero luego
aparecieron varios tuits reportando que no había sido inscrito para la
final.
Quien más pendiente debe estar sobre ese asunto es Carlos Martí. Sabe
que con su primer hombre del staff puede soñar en grande de nuevo. Y
sin él, el «viejo» está consciente de que las opciones de superar los
cuartos de final pasan porque sus hombres de la rotación se crezcan, y
alguno asuma el liderazgo de Blanco en momentos de esa envergadura.
Aunque habrá una nota para el recuento, con elogios y críticas, las
palmas para Mayabeque, que sin estar en los planes de la mayoría, jugó
un béisbol alegre, de tú a tú con todo el mundo y llegó hasta este
domingo con aspiraciones de seguir con vida.
Su mentor Michael González debe sentirse feliz por haber cambiado la
cara de un equipo que parecía destinado a cargar sobre sí el peso de
muchos equipos y fue al revés, se encaramó sobre la mayoría, pese a las
flaquezas de su pitcheo.