jueves, 8 de abril de 2010

Santiagueros disfrutaron la inolvidable



Por: Álvaro Álvarez Díaz

Con una tranquilidad increíble especialistas y fanáticos se atreven a calificar eventos y espectáculos con adjetivos que parecen de otra galaxia, sin tener en cuenta que la historia está escrita, y de sus páginas no se puede borrar lo acontecido, las hazañas que han marcado casi medio siglo de las series nacionales de béisbol en este país.

Así ocurre cuando un atleta tiene un desempeño estable en UNA temporada, enseguida lo adornamos con calificativos que después resultan ficticios. No es mi propósito mencionar nombre alguno, pretendo hacer algunas observaciones que pudieran constituir modesta sugerencia, aunque la mayoría se resista a tenerlo en cuenta.

Coincido con todos los criterios que ratifican la soberbia demostración del equipo Industriales en la postemporada; cuando muy pocos vaticinaron su clasificación, el elenco azul supo resolver ante los espirituanos (hasta que no demuestren lo contrario no son de los grandes momentos), después frente a los vaqueros de La Habana, hasta entonces, campeones y finalmente en una enconada lucha sobre la grama, lograron vencer a los naranjas de Villa Clara.

Hasta aquí, todo bien; lo que me resulta imposible digerir es la denominación absoluta de: LA MEJOR FINAL DE LA HISTORIA; me niego rotundamente a admitir tal afirmación, por la sencilla razón que expresé al inicio, la historia no se puede borrar de golpe y porrazo, o… ¿será cierto que el privilegio de sentarse detrás de un micrófono permite creerse dueño de la verdad absoluta, y lo peor imponerse al que ve y escucha?

Me atrevo a afirmar que, por suerte, la mayoría de la afición deportiva cubana disfrutó hasta el delirio la final de la trigésimo-octava serie nacional de béisbol que concluyó en el mes de marzo de 1999, cuando fue preciso efectuar hasta el séptimo juego, después que el equipo Santiago de Cuba llegó al Latinoamericano con desventaja 2-3 ante los leones y lograron imponerse en el sexto y en el séptimo partidos para sellar una victoria que será inolvidable.

Primero fue un Norge Luis Vera inmenso, que le propinó espesa lechada de una carrera a cero, donde el estelar receptor Rolando Meriño fue el coprotagonista al botar la pelota del parque en la misma primera entrada; al día siguiente el éxito individual para el derecho de Seboruco, Ormari Romero Turcáz, otro grande del montículo, quien derrotó a los azules 9-0.

En aquella ocasión la nómina de los capitalinos era de lujo; Iván Correa en la receptoría, Antonio Scull en la inicial, Juan Padilla en la intermedia, Germán Mesa en el campo corto, Lázaro Vargas en la antesala, Javier Méndez, Carlos Tabares y Yasser Gómez en los jardines.

Claro, las avispas exhibían el equipo que muchos bautizaron con el seudónimo de APLANADORA.. Rolando Meriño, detrás del plato, Pedro Poll en primera, Antonio Pacheco en segunda, Gabriel Pierre en tercera, Manuel Benavides torpedero, Ariel Cutiño, Reutilio Hurtado y Fausto Álvarez en los jardines, con Orestes Kindelán en las funciones de designado y un peloterazo como Rey Isaac en el banco, ¡¡¡¡ñoooooo!!!.

Aquello fue apoteósico, no se recuerda algo similar; antes de comenzar el sexto juego todas las autoridades del deporte en la capital estaban organizando la ceremonia de premiación, estaban parqueados frente al Latino 17 jeeps descapotados para pasear el equipo Industriales una vez concluyera el partido, el trofeo que se iba a entregar al equipo ganador pintado de azul, y para el segundo lugar negro ribeteado en rojo. Según ellos todo era cuestión de tiempo.

¡¡¡Increíble!!!, se quedaron con los deseos, la prepotencia los ahogó; después de los 18 CEROS CONSECUTIVOS, salió la inigualable conga santiaguera, desde el parque Latinoamericano hasta el parque central, algo imponente, jamás en la capital se había visto cosa igual.

Verdad, ahora comprendo por que alguien se atrevió a decir que la final de este año entre Villa Clara e Industriales ha sido la mejor de la historia; depende quien sea el ganador. Hay sucesos que algunos prefieren olvidar, sin embargo los santiagueros tuvieron el privilegio de disfrutar la que, el mayor por ciento de la afición cubana cataloga como: INOLVIDABLE.

3 comentarios:

  1. Victor Fernández8 de abril de 2010, 13:42

    Amigo Alvaro. Me atrevo a estar de acuerdo contigo desde mi posición de habanero, que ya conoces. Pero me gustaría también opinar. En los últimos tiempos es un clásico el "yo nunca había visto nada igual" y no tiene nada que ver con la pelota, los Industriales o con el equipo de Santiago. Ahí es la parte donde discrepo, pues no me gusta llevar esas posiciones a la confrontación provinciana. Cada año con los ciclones, por ejemplo, se olvida el Flora con los 1200 fallecidos y su famoso 5 entre Oriente y Camagüey. Parece como si alguien hubiera puesto una directiva: todo lo que se anuncie tiene que ser mejor o mayor que lo sucedido anteriormente. El otro día en la TV (no era de Industriales) alguien se atrevió a decir que Pestano era el mejor receptor de la historia de la pelota cubana. Respetando en extremo su calidad, el comentarista se metió en un bolsillo a Juan Castro, Lázaro Pérez (hoy hay un artículo en JR), Lazo, Medina, Albertico y al Chava, el único recepetor de las series nacionales que fue al mismo tiempo jugador y manager. Es algo de pobreza cultural del que lo expresa, muchas veces una persona que nunca se ha visto frente a una cámara o un micrófono, pero donde el culpable real es el que, sin el más mínimo pudor investigativo, no se toma el tiempo para cortar esas declaraciones en el proceso de edición, pues me imagino que crea que con esas palabras, sale salvado en la evaluación.
    Recuerda que las olimpiadas fueron las más grandes, y los resultados los más grandes y los boniatos los más grande... y una larga lista. Es triste, pero es así. Una especie de gigantismo desmemoriado, que seriamente no me imagino a quién beneficia

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  2. Hola Álvaro.
    Estoy de acuerdo contigo y me di cuenta de esa declaracion absurda desde el primer momento.
    Apelando a la memoria no se si el que dió el jonrón de aquel 6to juego en el Latino fué "El Tupa" Larduet, y el pitcher de ese juego, Ariel Cutiño. O quizas lo que te digo fue en otro juego importante por esa epoca tambien.
    Saludos.
    Hubert.

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  3. Saludos socio. Muy bueno el artículo. Con tu permiso me da gusto reproducirlo en "El avispero".
    Un abrazo, Amaury

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