Ausencia no quiere decir olvido

Por: Álvaro Álvarez Díaz
Me permito tomar como referencia para darle título a este trabajo, uno de los estribillos del conocido danzón cubano de Jaime Prats: Ausencia, que fue popularizado por el siempre recordado Barbarito Diez.

Desde que Eva probó la fruta prohibida, incitada por el diablo convertido en serpiente, los seres humanos hemos sido testigos de grandes catástrofes y acontecimientos que han marcado para siempre la vida sobre el planeta.

Fenómenos naturales como ciclones, volcanes, terremotos, tsunamis, en fin, y otros originados por el propio hombre en su afán de dominio, expansión y avaricia, que generalmente terminan con un final dramático como las guerras entre los pueblos.

No pretendo, amigo lector, invitarlo a conocer hechos trágicos, y tampoco narrar episodios violentos, no se trata de eso, pero sí hacer referencia a lo que considero uno de los más conocidos actos de injusticia que se haya cometido en el béisbol nacional cubano, nuestra gran pasión y cuyos protagonistas son personas que sienten y padecen, igual que cualquier otro terrícola.

Hago referencia a quien admiro por su entrega en los diamantes, jugador carismático, se deja querer por los aficionados, y con un talento y calidad a toda prueba, eso sí transparente en su actuar, sin rasgo de hipocresía y siempre presto a llamar las cosas por su nombre, sin ambages, ni cortapisas.

Seguro Usted, conoció, vio y disfrutó hasta el delirio, la actuación en los estadios nacionales y algunos internacionales, de un santiaguero de pura cepa, orgulloso de ser cubano, Gabriel Pierre Lazo, víctima de muchas incomprensiones, que nadie sabe a ciencia cierta por qué no siguió jugando béisbol, aunque comentarios callejeros aseguran que por agredir a no se quien.

Vamos, damas y caballeros, eso no es motivo para llevar a un atleta cubano a la mínima expresión, a ignorarlo, otros con menos números aparecen en importantes diarios, incluso amplios reportajes, y escribo con conocimiento de causa, aquí los hay con trágica historia y han sido perdonados, conozco varios casos con gran repercusión, sin embargo ocupan espacio en la prensa nacional.

Todavía recuerdo con nitidez, el respaldo unánime del público santiaguero que abarrotaba el estadio “Guillermón Moncada”, “”””Pierre, camina eso”””, en momentos tensos, frente a Industriales o Pinar del Río, en la discusión del título nacional, ahí estaba Pierre para dar el batazo que hacía estallar la multitud y vibrar hasta los cimientos la añeja instalación deportiva santiaguera.

Hoy transita por las calles de su entrañable Santiago de Cuba, siempre presto a responder cualquier inquietud de los aficionados, instructor de su deporte favorito en la Academia Provincial, esperando un acto de retiro oficial, porque ciertamente se lo merece.

Gabriel Pierre Lazo, estuvo en 18 series nacionales, 5338 veces al bate, anotó 1031 carreras, conectó 1577 hits, entre ellos 302 dobles, 17 triples y 306 jonrones (séptimo en Cuba), para un average ofensivo de 295, slluging 530, impulsó 1043 carreras, además líder absoluto en pelotazos recibidos con 225.

Evidentemente tiene historia, su desempeño habrá que recordarlo siempre y con la misma intensidad que le damos crédito a las hazañas de figuras del occidente del país, a veces con menos currículum que Pierre, hoy tenemos también que reconocer la entrega y lealtad, de este santiaguero, a la causa de su provincia y el país.

Si algún día llegara a concretarse el viejo sueño de muchos aficionados en esta Isla, de poder disfrutar del Salón de la Fama del béisbol cubano, no hay duda que el nombre de Gabriel Pierre Lazo aparecerá con signos de admiración, por el significativo aporte al prestigio de esta disciplina, en diamantes criollos y extrafrontera. Una señal de alerta para quienes pretenden mantener a la sombra, a una estrella reluciente.