jueves, 9 de febrero de 2012

Sería justo y necesario




Por: Álvaro Álvarez Díaz
Fotos: Internet

Estar insertado en la Serie Nacional de béisbol, más que un compromiso, constituye una excelente oportunidad para conocer de cerca la mayoría de las interioridades de un certamen que pide a gritos un rediseño; en su estructura y en el respeto que merece por lo que representa para los millones de cubanos, interesados en mejorar el mayor y trascendente espectáculo deportivo y social más seguido en el país.

Mucho antes de incorporarme al trabajo diario en las transmisiones deportivas de CMKC Radio Revolución (Santiago de Cuba) he leído cientos de artículos, comentarios, entrevistas; relacionados con la Serie Nacional, criterios de todo tipo, unos a favor otros en contra de mantener la estructura, se analizan y sugieren cambios sustanciales, algunos tienen que ver con el incentivo que necesita el jugador, la superación profesional de los árbitros y… de los entrenadores.

No es mi propósito volver sobre lo que todo el mundo sabe, pero llamo la atención en estos detalles: urge buscar alternativas para que mejore el poder adquisitivo (salario) de los peloteros, aquí aclaro, quizás esto precise de elaborar una escala según la calidad, no basta con desayunar, almorzar, comer y dormir en confortables hoteles, viajar en ómnibus de lujo mientras cumplas con el calendario de la Serie ¿y después? ¿y la familia?

No soy honesto si dejo de mencionar las deficiencias que son evidentes en el desempeño de los árbitros. Es necesario reconocer que todos los señores oficiales no están preparados para conducir un juego en funciones de principal y en ocasiones empañan el buen desarrollo del espectáculo. Carecen de personalidad para imponer el orden cuando se aprecian síntomas de actos violentos.

Esto requiere de control porque en el béisbol cubano hay árbitros con carácter que ningún pelotero es capaz de protestarle un conteo o una jugada de apreciación y mucho menos permiten que un manager, de los llamados inmunes, cuestione su trabajo ante miles de espectadores ¿entonces?.

Otro elemento que se cuestionan muchos aficionados y colegas en Cuba se refiere a la preparación profesional de los entrenadores, por favor si un atleta adolece de un nivel técnico acorde con la competencia ¿de quién es la culpa?

¿Cómo es posible que un jugador se percate de un posible error táctico de su colectivo de dirección y estos no rectifiquen? Se demuestra falta de visión a la hora de conformar un line-op sobre la base de las cualidades que distinguen a los jugadores, sus habilidades para desempeñar x función dentro del juego.

Observo las decisiones que, hasta el gato sabe, tienen repercusión negativa y se insiste una y otra vez. Se aprecia un alto porciento de mentores que juegan al error del contrario y eso es fatal.

Desde hace años en la mayoría de los equipos cubanos se dirige el pitcheo desde el banco, ¿por qué?. Los invito a que revisen detalladamente esa estrategia porque se corren riesgos; primero se robotiza el cerebro de los lanzadores, se les anula el pensamiento individual, y segundo parece que no surte mucho efecto porque carecemos de lanzadores eficientes.

Dejé para último lo relacionado con la estructura, por la sencilla razón de que no considero sea esta la responsable principal de la insuficiencia profesional de los protagonistas. Claro, a mayor cantidad de equipos, menor calidad y es preciso revisar los factores que impiden un certamen cualitativamente superior.

Ahora se insiste en la posibilidad de que Cuba se incluya en la nómina de países participantes en la Serie del Caribe, un béisbol más exigente pero, con sus requerimientos. Ojalá sea posible, lo veríamos todos como algo justo y necesario.

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