lunes, 14 de febrero de 2011

Entusiasmo y cautela definen el panorama.



Por: Álvaro Álvarez Díaz
Foto: Internet

Ni siquiera la barrida ante los pinareños y la división de honores frente a los vaqueros de la Habana, han podido satisfacer a los fieles seguidores del equipo Santiago de Cuba que interviene en la quincuagésima Serie Nacional de Béisbol, cuya recta final, en la fase eliminatoria, está al doblar de la esquina.

La inestabilidad del pitcheo y la deficiente oportunidad en la ofensiva, siguen siendo elementos negativos en el desempeño de las avispas santiagueras, que aún se mantienen fuera de la zona de clasificación, después de cincuenta y siete juegos celebrados de los noventa que contempla el calendario para cada elenco.

Es cierto que los días de asueto, a propósito del juego de las estrellas, le sirvieron a la tropa de Antonio Pacheco para el imprescindible reajuste, y las convincentes victorias ante el siempre peligroso Pinar del Río colmaron de espectativas a un numeroso grupo de aficionados, tanto en la provincia, como en otros territorios dentro y fuera del país, donde también hay simpatizantes de la selección indómita.

Primero fue el estelar Norge Luis Vera (el martes) quien dejó en cuatro carreras y siete hits el gasto ofensivo de los de vueltabajo, para imponerse por la vía del KO; 14-4, gracias al apoyo en el ataque de sus compañeros que ligaron 16 imparables. Al otro día Osmany Tamayo vino al rescate de Danny Betancourt quien fue bateado con libertad (le anotaron seis carreras limpias), pero los de casa marcaron once y conectaron quince incogibles.

En el choque del cierre, se concretó la barrida gracias al trabajo monticular del jovencito Dennis Alá que le permitió una a los pativerdes, mientras sus compañeros pisaban el plato en cinco ocasiones, con ocho hits.

Con ese mismo ímpetu recibieron (el viernes) a los habaneros y le ganaron; 11-5, con faena desde el box de Alberto Bicet y buen relevo de Carlos Manuel Portuondo. Aquí no creyeron en el calificado Yadier Pedroso y sumaron doce inatrapables. Sin embargo, la jornada sabatina resultó fatal; en el primer juego perdieron 3-4, donde solo ligaron cinco hits y dejaron catorce hombres en circulación. En el segundo encuentro (estaba pendiente de la primera vuelta) los vaqueros se despacharon con el cucharón grande al extremo de noquearlos con marcador final de 15 carreras a 4, la ofensiva conectó once imparables y dejaron diez en bases esperando remolque. El pitcheo fue un desastre.

Finalmente, el domingo, le volvió el alma al cuerpo a unos cuantos, cuando el mejor lanzador de Cuba; Norge Luis Vera Peralta, apoyado en un oportunísimo jonrón de Reutilio Hurtado en el final del noveno, tiró un buen partido (diez entradas, una limpia, ocho hits, siete ponches y un boleto) llevó a extrainings el partido con empate a una carrera y después de dominar Vera la situación en el principio del décimo, un wild pitch del relevista habanero Israel Sánchez le abrió las puertas del home a Joaquín Carbonell para anotar la del gane (2-1).

Resumo, entonces, que los santiagueros lograron un buen balance semanal de cinco éxitos en siete presentaciones. No obstante es preciso estabilizar la efectividad de los lanzadores, sobre todo los que deben garantizar la retaguardia. Todavía hay desconfianza en el público, la gente exige solidez, se requiere de un desempeño uniforme en los principales aspectos del juego: pitcheo, ofensiva y defensa. La tarea es ardua pero, estoy covencido que no es difícil enfrentarla, todos conocen la estirpe que distingue a los equipos santiagueros cuando de “ponerse los pantalones” se trata.

Ahora mismo el equipo Santiago de Cuba tiene promedio colectivo a la ofensiva de 279, lugar catorce de un total de dieciseis equipos, anotan 309 carreras; los bateadores se han ponchado 235 veces y han recibido 234 boletos y lo más preocupante: se quedan en circulación 430 corredores.

Su pitcheo es de los peores del torneo; pues en 482 entradas y dos tercios, permiten 347 carreras, de ellas 322 limpias para un promedio de 6.00 por juego de nueve entradas. Los lanzadores han retirado por la vía de los strikes a 289 bateadores y han regalado 227 boletos. La ofensiva rival tiene un average de 301, para ocupar el lugar quince entre todos los conjuntos.

Los relevistas siguen siendo los más inefectivos del campeonato, con 150 carreras limpias permitidas en 166 entradas y dos tercios para un alarmante 8.10 y los bateadores contrarios los castigan sin piedad (335). Solo la defensa es de excelencia, en cincuenta y siete juegos han cometido cuarenta y cuatro errores para un promedio de 979, que los ubica en el segundo lugar de la competencia, superado únicamente por Ciego de Ávila que exhibe 983.

Después de lo acontecido el fin de semana; en la zona oriental, Guantánamo pasó a encabezar la tabla de posiciones (tiene diez victorias consecutivas), con balance de 34 ganados y 23 perdidos; Ciego de Ávila ocupa el segundo puesto con 33-24 junto con Granma 32-25, ambos a un juego del primero; a continuación Villa Clara (31-27 a tres y medio); Las Tunas (28-29 a seis); Santiago de Cuba (27-30 a siete); Camagüey (26-31 a ocho); y Holguín en el sótano (18-39 a dieciseis juegos de la cima).

Por el occidente; Cienfuegos (38-19) sigue instalado en el primer peldaño, seguido por Pinar del Río (34-23 a cuatro); Habana y Sancti Spiritus (31-26 a siete); Industriales (31-27 a siete y medio); Matanzas ((23-34 a quince); Isla de la Juventud (22-35 a dieciseis) y en el último Metropolitanos (17-40 a veintiuno).

Este martes se inician nuevas subseries; Camagüey vs Pinar del Río; Las Tunas vs Habana; Guantánamo vs Industriales; Cienfuegos vs Villa Clara; Sancti Spiritus vs Ciego de Ávila; Metros vs Holguín; Isla de la Juventud vs Granma y Santiago de Cuba ante Matanzas; siempre el segundo como home-club.

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