viernes, 2 de abril de 2010

Los leones al trono; ¿y el béisbol?


Por: Álvaro Álvarez Díaz

Es innegable que la afición disfrutó hasta el delirio, no sólo en Villa Clara y la capital sino también en todo el país; el respaldo fue impresionante, el Latinoamericano y el Sandino estuvieron repletos en todos los juegos. Así concluyó la cuadragésimo novena serie nacional de béisbol que deja la grama encendida para la celebración, el próximo año, del medio siglo del mayor espectáculo deportivo de la nación.

Como nunca antes, los Industriales recibieron muestras de admiración y respeto en una buena parte de la Isla; fueron capaces de eliminar a los Gallos espirituanos, que según sus propios directivos este era su año, a los vaqueros de La Habana, hasta ese momento los campeones y finalmente a los Naranjas que una vez más dejan a sus seguidores con los deseos de disfrutar la fiesta.

Por cierto, fue esta la cuarta vez que una serie final se extiende hasta el séptimo desafío, y desde 1985 no se decidía el partido final en extrainnings, cuando el 19 de enero, Agustín Marquetti (Industriales) le botó la pelota por el right field al veloz Rogelio García (Vegueros), en el parque Latinoamericano.

La postemporada del béisbol cubano dejó un buen sabor desde el punto de vista de rivalidad entre los protagonistas, partidos de altas y bajas, fildeos sensacionales en el infield y en los jardines, así como batazos de grandes dimensiones; la entrega en el terreno de peloteros veteranos que, incluso lesionados salieron a defender a su equipo, pero…. hasta ahí.

Quizás los cubanos no sepan mucho de la vida de los pingüinos o el oso polar, pero, de béisbol, está demostrado que conocen bastante. Donde quiera aparece un aficionado, y hasta aficionada con vastos conocimientos de la disciplina, le ofrecen una disertación de estrategia, técnica, táctica al especialista más encumbrado que exista.

A diario se producen los análisis callejeros que, a simple vista pudieran parecer intrascendentes; sin embargo, llaman poderosamente la atención por los argumentos que se esgrimen, por ejemplo… ¿Cómo es posible que un manager vaya a preguntarle al árbitro cuantas visitas tiene al pitcher?. ¿Qué hacen en el banco los entrenadores de pitcheo?.¿Por qué son los managers los que dirigen el trabajo del lanzador?. ¿Y el especialista de esa área?

Es fácil percibir la falta de profesionalidad en momentos que requieren de una orientación adecuada. Hay elementos técnicos que no se pueden aprender en medio de la serie nacional. ¿Será cierto que aquí se estudia la carta de pitcheo antes de cada juego? Puede ser que algunos lo hagan, no obstante me disculpan, me parece que la mayoría no cumple con esa exigencia.

No lo creo, porque es inadmisible que un lanzador cometa el mismo error con el mismo bateador. No acepto que un pitcher de serie nacional no sepa definir ante un bateador en conteo de dos strikes sin bola, dos y dos, y hasta tres y dos. Y qué decir de los tiros innecesarios a home, la mala selección de la base a la que se debe tirar, la mala colocación para fildear las conexiones hacia los jardines.

Igualmente es preciso equilibrar los conocimientos de los directores de equipo a tono con el desarrollo del béisbol en el mundo; tengo la impresión que nos hemos quedado detenidos en el tiempo. Saber desde la misma conformación del line-up, hasta la capacidad de respuesta que tiene cada jugador en determinadas situaciones del partido, organizar la estrategia de acuerdo con las características de los integrantes del equipo para poder exigir individualmente, el desempeño en el terreno.

Urge hacer énfasis en la disciplina que debe caracterizar a cada bateador en el momento de su turno a la ofensiva, no solo de comportamiento sino también en el orden técnico-táctico, protestar lo que vale la pena, la concentración es vital para lograr un buen resultado.

Sin ánimo de hacer comparaciones, estimo oportuno analizar exhaustivamente a los rivales a los cuales nos enfrentamos en los clásicos mundiales, en las competencias de alto rango donde están los profesionales, aprender los métodos y estilos de trabajo, el rigor en los entrenamientos, entre otros detalles que hoy son imprescindibles para garantizar la calidad de nuestros jugadores y desarrollarlos al máximo nivel.

Finalmente, los árbitros necesitan un intensivo en todos los sentidos, algunos han perdido autoridad y eso puede ser fatal en el empeño de alcanzar la excelencia en un espectáculo, que forma parte de la vida del cubano. Las reiteradas equivocaciones de los mismos jueces nos convoca al análisis, la apreciación deja un margen que permite equivocarse pero, errar por desconocimiento es desastroso.

Ahora se piensa en una serie selectiva que, les adelanto, a mi juicio no es lo que va a resolver los problemas, pero bueno, a falta de pan…..casabe.

2 comentarios:

  1. Buen comentario. Me gustó mucho, sería bueno publicarlo en los medios nacionales habanocentristas. Saludos, lo voy a replicar en mi blog. saludos

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  2. Saludos

    Este trabajo está interesante. Igual deberías abundar sobre los árbitros, tanto por su trabajo como del respecto q deben hacer sentir en el juego pues se hace muy habitual las falta de respecto de los jugadores hacia ellos

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